Colello y el síndrome de Estocolmo

La teoría del síndrome de Estocolmo fue elaborada por primera vez por el psiquiatra sueco Nils Bejerot. Acuñó el término, para describir el fenómeno ocurrido en un asalto a un banco, en 1973, donde los rehenes desarrollaron vínculos con sus captores.

Este concepto fue utilizado por el presidente Milei para referirse a quienes aceptaban su liderazgo pero criticaban sus políticas, y esto es lo que le pasa al gobierno de Frigerio, y especialmente al secretario General de la Gobernación, Mauricio Colello, de acuerdo a las declaraciones que ha hecho en estos días.

El gobernador ha hecho votar a sus legisladores todas las leyes de Milei, incluida la de no financiar al Hospital Garrahan, donde acuden los papás de todo el país con sus hijos, en búsqueda de la mejor medicina infantil de Latinoamérica.

Frigerio suponía que siendo un perrito faldero, Milei le iba a abrir el grifo del financiamiento del Estado nacional (lo invito a leer el libro “Los ingenieros del caos”, de Giuliano da Empoli, allí va a entender cómo actúan los gobiernos populistas de derecha), y tiene miedo al proceso electoral de octubre, donde las encuestas lo ubican tercero, y por ello, todavía, y a pesar del maltrato del gobierno nacional, sueña con ir juntos con LLA a elecciones.

La provincia está paralizada, no puede pagar los sueldos (aun no pagaron el medio aguinaldo), peor aún, recorta los haberes de los trabajadores y despide contratados, la obra pública no existe, el empleo privado decayó desde que Frigerio es gobernador, solo ver la empleabilidad en el sector de la construcción. Y los entrerrianos lo están percibiendo, por algo cae la imagen pública del gobierno ante los ojos de los entrerrianos.

¿Qué se le ocurre declarar al secretario General de la Gobernación? ¡La culpa es del gobierno anterior! Nunca escuché, a ningún gobernador, desde 1983 a la fecha, llegar a la mitad de su mandato, y quejarse del gobierno anterior. Hay que hacerse cargo, gobernar, gestionar, resolver problemas, tomar decisiones, cuidar a su pueblo (claro que en este caso hay que quererlo, entenderlo, y cuando sos porteño, es difícilla empatía provinciana).

Finalmente quiero decir que la democracia es sabia, a pesar del dolor del presente, los entrerrianos sabremos recuperar el gobierno para los hijos de su tierra, y los funcionarios porteños, volverán a la Capital Federal a seguir haciendo negocios, que es lo mejor que saben hacer.